jueves, 18 de mayo de 2017

Desmitificando al "Coyote" en el café de especialidad, por Luis Murillo

Recién comencé como aficionado en el mundo del café, enarbolé algunas banderas o causas que estimé justas y de importantes dimensiones, una de ellas fue aquella que hoy suena a cliché: trato directo, compra sin intermediario, no al coyotaje, etc. Pensaba que era terrible que maliciosos personajes se aprovecharan de la ignorancia del caficultor y sabedores de sus poderes para engatusar, los mareaban para comprar barato y vender caro. Hoy en día, después de distintas experiencias de compra, algunas buenas otras no tanto, llego a la conclusión que el controvertido tema no debe abordarse blanco o negro, hay una escala grisácea en medio.


Como es sabido, la cadena productiva, de transformación y servicios del café, resulta compleja y se compone de distintos eslabones, no pocas veces desarticulados entre sí, a diferencia de productos como el vino donde el andamiaje entero se concentra en un solo ente, en nuestro querido aromático no es así, son casos excepcionales y destacados en los cuales el caficultor abarca la obtención de materia prima, transformación, comercialización, distribución y el sector servicios.


 


En efecto, por falta de recursos económicos, interés o simplemente una decisión de negocios, quien tiene a su cargo un eslabón no llega al siguiente. Por ejemplo, el productor que vive en una zona muy alejada del centro de comercio, no le resulta viable costear el transporte de cuatro o cinco quintales de café pergamino al pueblo o ciudad más cercano, por lo que decide vender al acaparador de la comunidad. Otro caso frecuente es de aquella familia productora de café pergamino que no le resulta costeable, no le interesa o desconoce la manera de transformar la materia prima a verde u oro, en los anteriores supuestos y en muchos más como la figura de las empresas exportadoras e importadoras en transacciones de comercio exterior, el intermediario cobra un papel relevante en la operación comercial.


Aunado a ello, resulta común que los intermediarios tienen un conocimiento nada despreciable en producción, recolección, catación y tueste, nos referimos a los autodenominados “coyotes finos”, de ahí que les resulta redituable encontrar terruños con potencial, en los que realizan un acompañamiento y asesoría al productor, derivando muchas veces en simbiosis comerciales exitosas.


Por todo lo anterior, se hace un llamado al gremio cafetalero que antes de crucificar, rasgarnos la vestimenta y querernos lanzar de la azotea con una bandera, reflexionemos sobre el papel de los intermediarios que realmente aportan a la cadena de valor del café.


 


Por ejemplo, si alguien tiene como actividad llegar a lugares lejanos, transportar el café pergamino, llevarlo al beneficio seco para ser procesado y entregar café verde al tostador, eso representa un trabajo digno que por supuesto debe ser remunerado. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, exija a su intermediario de confianza que proporcione santo y seña del café que le está vendiendo, lo que incluye por supuesto, nombre del productor, proceso, cantidad pagada por quintal y en general todos los datos que permitan cerciorarse sobre el origen y calidad del grano, pues solo así caminaremos hacia una cadena más equitativa, justa y transparente, conceptos que a veces olvidamos y que deben ir implícitos en el mame del llamado Café de Especialidad.


Nos encontramos la próxima


Luis Murillo Mercado/Catando Ando Coffee Roasters

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