miércoles, 5 de julio de 2017

#Veracruz es tercer lugar nacional en pobreza, según INEGI

Los esfuerzos de las autoridades no han sido suficientes para cumplir con la Agenda 2030 en Veracruz, a fin de disminuir los índices de pobreza en el estado, reconoció el director general de Integración, Análisis e Investigación del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Enrique Jesús Ordaz López.


Durante la presentación del Centro de Información Estadística y Geográfica del estado de Veracruz (CIEGVER), precisó que aunque se ha avanzado en este rubro aún hay pendientes que se deben cumplir para mejorar las condiciones de vida de los veracruzanos, ya que el estado es el tercer lugar a nivel nacional por número de personas en situación de pobreza.


A esto, se suma el grave problema de corrupción que advirtió es uno de los problemas que incide directamente en el combate a la pobreza y el desarrollo económico, aunque dijo que no es el único que influye.


Nota: AVC.

Rúbrica. ¿Cuánto vale la cabeza de Duarte?, por @yeyocontreras

Tras allanarse el ex gobernador Javier Duarte de Ochoa a la solicitud de extradición presentada por el gobierno de México a su similar de Guatemala, un juez de aquel país ordenó que el ex mandatario veracruzano sea entregado de manera inmediata a las autoridades mexicanas para que sea procesado aquí.


A pesar de las fanfarronadas de sus abogados, que a través de un comunicado buscaron desacreditar las acusaciones que le hace el Gobierno Federal, lo cierto es que los delitos que se le imputan a Duarte de Ochoa, delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, implican cárcel necesariamente. Así que una vez que sea enviado de regreso a México, enfrentará su proceso penal desde la prisión.


A partir de ahí vendrá la verdadera prueba de fuego para todo el nuevo Sistema de Justicia Penal, que hasta ahora ha demostrado ser muy eficaz…pero para favorecer a los delincuentes, torciéndose mucho muy seguido el principio de presunción de inocencia y el debido proceso en favor de quienes cometen ilícitos y no de sus víctimas.


Y es que hay elementos de sobra para dudar sobre la intención de hacer verdadera justicia en el caso de Duarte, a quien dejaron hacer y deshacer todo lo que quiso durante el tiempo que estuvo al frente del gobierno de Veracruz, después le permitieron escapar y evadir la acción de la ley durante seis meses, y que ahora se muestra más tranquilo de lo que debería estar un reo cuya sentencia podría alcanzar más de 40 años de cárcel.


Porque aun cuando los delitos que tienen en prisión a Duarte son por los que lo denunció el Gobierno Federal, y éstos sí son categorizados como graves, habrá que ver si existen elementos suficientes para obtener de un juez una sentencia condenatoria.


Uno de los argumentos del propio Duarte y de sus abogados defensores es que ni su nombre ni el de sus familiares aparecen en ninguno de los documentos en los que se acredita la adquisición de bienes, por ejemplo, en el estado de Campeche, donde se le achaca la compra fraudulenta, a través de prestanombres, de terrenos ejidales.


Habrá que revisar minuciosamente las 19 pruebas –entre éstas, los testimonios de sus “amigos” Moisés Mansur, José Juan Janeiro, Alfonso Ortega López y Arturo Bermúdez- que presentó el gobierno mexicano para solicitar la extradición de Duarte de Ochoa, quien haciendo gala de su cinismo sociópata, no deja de mostrarse burlón y sarcástico, en extremos que llegan a lo soez al calificar el proceso en su contra como una “ilusión óptica” y declararse a sí mismo un “perseguido político”.


El daño causado por Duarte de Ochoa y demás secuaces al estado de Veracruz y a todos sus habitantes está más que comprobado. Es palpable, visible, doloroso y sus consecuencias se padecerán durante muchos años más.


Sin embargo, el temor de que su proceso judicial se trate de un mero engaño para después de un tiempo dejarlo libre e impune, está presente y causa azoro. Su confirmación sería el agravio final para todos los mexicanos y, sin temor a exagerar, el entierro del Sistema Nacional Anticorrupción, de todo el Sistema de Justicia Penal, y en suma, del sexenio de Enrique Peña Nieto. De paso, también sería un fracaso monumental para el gobierno de Miguel Ángel Yunes.


De ese tamaño lo que vale ahora la cabeza de Duarte, con todo y su sonrisa estúpida.


 


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martes, 4 de julio de 2017

Rúbrica. La estrategia de las “manzanas podridas”, por @yeyocontreras

 


Un día después de que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares acusó que “periodistas” veracruzanos están coludidos con el crimen organizado, su administración se lavó las manos sobre la investigación que merecería un señalamiento de esta magnitud.


El fiscal General del Estado, Jorge Winckler Ortiz, declaró que el tema, y en particular en lo relativo al homicidio del comisionado de la Policía Federal Juan Camilo Castagne, ya estaba en manos de la Procuraduría General de la República, al ser la delincuencia organizada un delito de orden federal.


Era obvio que eso iba a suceder. Por lo cual la pregunta obligada es ¿por qué, si ya sabía que su gobierno no estaría a cargo de la investigación, el gobernador Yunes Linares se apresuró a señalar que medios y periodistas estaban siendo averiguados por supuestos nexos con bandas criminales? ¿Cuál fue el objetivo de lanzar esa acusación, prematura y sin estar acompañada de algún elemento de prueba?


El alcance y gravedad de estos dichos es de gran magnitud. Al no precisar, al dejar en el vacío de las murmuraciones el señalamiento de que “periodistas”, en general, trabajan para la delincuencia organizada y que hasta estarían implicados en el asesinato de un alto mando de la Policía Federal, el gobernador nos expone a todos.


Si a cualquier periodista veracruzano le pasa algo en estos días, lo más fácil será relacionarlo con actividades ilícitas, pues se dejó la puerta abierta para que todos seamos sospechosos. Y de paso se ahorrarán la molestia de investigar: ese “periodista” se lo merecía, será la consigna.


El propio director de Política Pública de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Ricardo Sepúlveda Iguíniz, admitió este mismo lunes en Xalapa que tales señalamientos públicos implicaron un mensaje de criminalización de los periodistas.


Lo peor de todo es que ahora el gobierno de Veracruz ni siquiera podrá ser exigido a dar respuestas, pues el tema ya está en la jurisdicción federal, donde tampoco se caracterizan por la eficacia, pulcritud y celeridad de sus indagatorias.


Como establecimos en la anterior entrega de esta columna, se trata de la misma estrategia de las “manzanas podridas” aplicada durante el gobierno de Javier Duarte para criminalizar y estigmatizar a los periodistas en su conjunto, esparciendo la idea de un gremio corrupto por naturaleza, con el objetivo de inhibir la investigación y la crítica en los medios al quehacer gubernamental y político, de por sí difícil y de alto riesgo por la ausencia de garantías para el ejercicio libre del periodismo en Veracruz.


Mientras no exista una denuncia concreta y una acción penal en contra de quienes supuestamente colaboran con el crimen organizado “escudándose en credenciales de periodistas”, con nombres, apellidos y pruebas, la situación en la que se coloca a los reporteros, fotógrafos, columnistas y redactores de los medios veracruzanos es de total indefensión.


Se suponía que eso también iba a cambiar con la alternancia en la entidad.


 


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lunes, 3 de julio de 2017

.@luisccu06 y Alina Comedor: el gusto por lo local, lo original y lo personal @CocinaVeracruz

Tengo poco de conocer al chef Luis de la Cera, y antes del sábado, sólo había probado su comida y hablado con él, una vez. Fue suficiente. El fin de semana asistí a su cena de cuatro tiempos por el primer aniversario de su restaurante, y sin duda, fue una fiesta por lo local, lo original y lo personal que no olvidaré.


Alina Comedor es su lugar, y está ubicado donde yo jugaba de niño, a un costado del camino antiguo a Las Ánimas, sobre la calle Agustín Lara. Es un ligar discreto, ordenado, que invita. No te sientes en un restaurante, sino en la casa del chef, como si te estuviera sirviendo en su misma mesa.


Al hablar con el chef te das cuenta que tiene la pasión por saber y transmitir el arte culinario, por ello se llama a sí mismo, chef e investigador, lo que es maravilloso, pues, como cocinero o chef, no sólo tienes que saber y entender los sabores, sino conocer su historia, de dónde viene, e incluso, a dónde van.


Alina celebra la cocina mexicana contemporánea, “la llamo contemporánea porque actualmente se necesita mucho más que aires, espumas o esferificaciones para hacer de tu cocina algo increíble”, señala el chef en la presentación de la página del restaurante.


Allí mismo explica que las bases de la experiencia que te ofrece Alina Comedor son: Respeto por el ingrediente, menú rotativo, divulgar la cocina mexicana a través de Veracruz, presentación de platillos y sabor.



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Aquí, nada es enlatado ni procesado, todos los productos llegan frescos, cada día; cada temporada hay productos nuevos; si hacen una cochinita pibil, por ejemplo, tengan la seguridad que el achiote viene de Yucatán.


Limpieza, simpleza y modernidad es lo que buscan en cada montaje. “Hacemos que lo simple, se vea complejo sin perder el alma de cada elemento”. Finalmente, buscan en el menú de cada día, una experiencia sensorial gastronómica.


Para celebrar el primer año de esta gran aventura llamada Alina en honor a su primera hija, Luis de la Cera invitó a cocinar a su maestro, el chef Salvador González, así como un compañero de escuela, “un guerrero” que ha estado en todas las cenas que han ofrecido, Daniel Guzmán.


Primer tiempo. Tostada de pulpo



“Lo que tratamos de hacer es meter ingredientes de la cocina veracruzana como lo es el acuyo, un caldillo de jitomate, muy especial para los chiles capeados… especiado con orégano y tomillo, y lo servimos con una mayonesa de chiltepín, que es muy especial en la región de las altas montañas”, nos explicó el chef Luis.


El pulpo fue cocinado durante cinco horas, a fuego bajo, esto con el objetivo de lograr la mayor suavidad de la carne, “no está chicloso ni duro”, además, se acompañó con un puré de hoja santa y cebolla tatemada.


El pulpo, en efecto, tenía una consistencia perfecta para el diente, la tostada crujiente, los sabores tersos, bien mezclados, que te recordaban el puerto, Xalapa, Coatepec, la neblina…


Segundo tiempo. Ceviche milpero



El ceviche se dice que es de Perú, pero originalmente se supone que viene de España, así comenzó el chef Salvador la explicación del segundo platillo. Recordó que la palabra tiene dos orígenes etimológicos: la quechua (siwichi), y la otra, árabe (escabeche).


“Lo que hicimos nosotros el día de hoy con el escabeche o ceviche… para volverlo un platillo eminentemente mexicano fue intercambiar sus ingredientes principales, el pescado, que va cocido con naranja agria, y lo intercambiamos por un poco de limón y como base, los tomates en milpa, y le incorporamos la representación más mexicana: el nopal”.


El plato fue bellamente decorado con una hoja de arroz con alganoli y bugambilia, ya que una de las cocinas que más gusta Luis de la Cera es la japonesa, pero no sólo la cocina, sino sus mujeres, y una en especial: su esposa Akiko.


En lo personal, fue el platillo que más disfruté.


Tercer tiempo. Mole de la abuela



En todas las entrevistas que he hecho con chefs y cocineros, las abuelas han sido la principal inspiración, fuente de conocimiento e incluso el medio para lograr sus platillos en incluso, su fama. El tercer plato fue, literalmente, el mole de la abuela de Luis, cuya receta rescató del olvido.


Primero, Salvador señaló que moles hay cientos, aunque siempre pensamos en el mole poblano, “existe una cantidad infinita de moles, hay tantos moles como cocineros hay en México, tan sólo pensar que en la zona de Oaxaca tenemos los Siete moles, tan sólo en la zona central, y de ésos existen muchas variantes”.


El mole tiene sus raíces prehispánicas y tardó siglos en convertirse en la complejísima salsa en la que se mezclan ingredientes tan dispares entre sí, y “como mexicanos no lo reverenciamos como debiéramos”.


Ahora, el mole de Alina Comedor, es un mole especial, personal: es el mole de la abuela. En Xalapa y la región, explicó el chef Luis, existen dos variantes cuyas raíces son precolombinas.


Recuerda que el cerro del Macuiltépetl, que se impone al centro de la capital de Veracruz, era un punto de partida para llegar del puerto a Tenochtitlan; los mexicas iban haciendo relevos y tenían puestos de descanso, dejando y llevándose ingredientes de la región.


Así nacen los dos moles que se encuentran por acá: el mole de Xico, y el de Naolinco. El primero se confeccionó después de la Conquista, “pero viene de las raíces antiguas, era un mole neutral, el chile era muy delicado, a comparación del mole de Naolinco, que era muy picoso”.



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Entonces, “el mole de la casa es un mole que lleva muchas características del xiqueño, afrutado, y que hacía mi abuela, originaria de Ignacio de la Llave, de la Mixtequilla, por Tlalixcoyan; es un mole achocolatado, con notas de piloncillo, cacahuate, plátano macho, un mole arraigado a las raíces de la cocina tradicional mexicana, sino también a las raíces familiares”.


Su abuela tiene 13 años que murió, pero hasta hace sólo tres meses que Luis de la Cera pudo recuperar la receta de una tía que la tenía, “aunque aún no me ha salido igual que a ella”.


Se sirvió con pavo estofado, esa yuca frita que tanto disfrutaba en Pajapan, con esos colores que me devolvieron a mi año de maestro rural en el sur de Veracruz. Porque al final, como recordó Ego, de Ratatouille, la comida debe despertar, debe hacer sentir, debe tocar fibras y evocarnos todo tipo de sensaciones.


Postre. Sorpresa de limón y macadania



La velada cerró con un pay de macadamia, “una nuez que se cultiva en los alrededores de Xalapa, antiguamente se cultivaba mucho y se producía para venta, pero ahora es más para autoconsumo”. La nuez fue cortada y pelada por la mañana del sábado para preparar el postre.


El pay fue acompañado por un aire de limón, porque “los cítricos son parte de Veracruz… y por ello quisimos darle ese toque al plato con un ingrediente de temporada: la uva verde, y lo que hicimos fue transformarla en un gel, y rociarle flores de bugambilia”.


Cierro como inicié.


Esta es la segunda vez que como algo preparado por el chef Luis de la Cera, y el resultado es que quisiera ser como uno de los asistentes al primer aniversario, un cliente que todos y cada día que abren sus puertas, se sienta a la mesa a festejar la increíble cocina de Alina Comedor, un lugar, un chef y un equipo que tienen todo el futuro por delante, y que literalmente, están cocinando el éxito en sus fogones.




 

La panza de los filósofos. El Café y la filosofía

Hablar de la panza de los filósofos estaría incompleto si no agregamos al menú una buena taza de café. Hace un tiempo escuché decir a alguien que la vida comienza todos los días después de taza de café y me pregunto por qué.   Sin duda alguna esta es una de las bebidas más popular a nivel mundial, su agradable sabor y exquisito aroma, nos ofrecen una gran variedad de sensaciones, placenteras al estado físico y espiritual de quienes lo consumen. No está demás decir que esta ha sido una de las bebidas predilectas de aquellos que dedican su vida al pensamiento y la escritura.


 


En algún punto de la historia el café se agregó al menú de los filósofos por una constante guerra contra el chocolate, ya que dicha bebida solía ser popular en una sociedad puramente católica. Existen muchos motivos por lo que esto fue así, uno de ellos reside en que el chocolate es uno de los placeres gastronómicos que brinda muchos beneficios, ya que contiene propiedades eufoizantes y sobre todo estimulantes, que actúan en el cerebro desencadenando bienestar emocional, este es el caso de la feniletilamina. Muchas personas cuando se encuentran en un estado de tristeza sienten la necesidad de ingerir chocolate. Por ello el chocolate ayuda a disminuir la depresión y hace sentir bien a las personas. Por otro lado la teobromina puede resultar adictiva puesto que esta puede actuar de manera muy similar a la endorfina. Cabe destacar que su sabor es es único y muy gustoso al paladar.


 


Nos dice Francisco Jiménez García, que de hecho, la iglesia nunca vio mal que el imperio entero, se entregara con pasión al vicio del chocolate. Si el chocolate despertaba el demonio de la carne, mejor. Siempre que el hidalgo se desfogara con su esposa; o el cura con su barragana, o cualquiera de ellos con las putas que servían en los burdeles arzobispales. Todos esos eran pecados propios de buenos católicos, pecados que la iglesia perdonaba de todo corazón. Es así como la iglesia tenía al chocolate como bueno y santo, pero hubo a muchos filósofos que eso no parecía ser de su agrado.


 


Pero el placer que causa el chocolate no es suficiente para una vida activa la cual requiere de algo que pueda ofrecer al ser humano algo con lo que pueda dar un gran rendimiento óptimo ante labores de arduo trabajo físico y mental, fueron los filósofos modernos aquellos que de alguna forma trataron de imponer al café como un representante del hombre nuevo. De Aquel hombre que por su labor, tenía que realizar esfuerzos físicos y por ello requería comenzar cada mañana con un desayuno que le proporcionara energía y lo pudiera mantener despierto ante esos trabajos de esfuerzo físico. Sopas de vino, pan, migas o gachas solían ser los alimentos de los cuales se alimentaba la gente de campo y por otro lado están aquellos que por su estatus burgués realizaba tareas de forma más interna como las intelectuales. Así la bebida mágica surge, tiene como tarea mantener al hombre despierto y activo ante dichas labores. Esta bebida comenzó a ser de tal agrado que poco a poco fue siendo necesaria ante las tareas del intelectual.


 


Actualmente se relaciona mucho al hombre intelectual con el café, puesto que es del gusto de escritores, tanto que estadísticamente en artículos de prensa a nivel mundial nos dicen que los escritores son uno de sus principales consumidores. Ante lo antes mencionado podemos decir que el café, además de ayudarnos a despejarnos gracias a la cafeína, sus propiedades vasoconstrictoras, hace de esta bebida una ayuda para la reducción de dolores de cabeza y desinflama la sobrecarga muscular. Por ello, el hombre de campo logra encontrar en el café un remedio que ayuda a combatir los dolores que son causados por el trabajo duro. La cafeína lucha contra el deterioro cognitivo y la oxidación celular. Con esto los intelectuales también supieron aprovecharlo ya que nos ayuda a regular el estrés y evitar que se pueda adquirir depresión.


 


A pesar de que como en todo alimento existen los mitos sobre sus beneficios y complicaciones, en el siglo XVII los médicos eran la voz portadora de las cuestiones saludables y un cuando de café se hablaba parecía llevar la batalla con gran orgullo de victoria. Aunque para los partidarios del chocolate eran indiferentes ante la opinión científica.


 


Una batalla que hasta ahora puede considerar al café como victorioso determina que los filósofo han encontrado en él una forma de complementar su trabajo, es aquí donde se da el caso de escritores y filósofos los cuales vieron en el café una forma de vida, no solo una bebida más en el menú de su comida. Honoré de Balzac por ejemplo mantuvo una adicción al café, bebiendo alrededor de cincuenta tazas diarias, esto debido a su ritmo de trabajo, el cual era una labor bastante cansada, pues la rutina de escribir a la una de la mañana, seguro por el silencio y la calma, mantenía una constante labor, tanto así de mantenerse activo hasta quince horas seguidas.


 


Kierkegaard mantenía una relación con el café un tanto similar a Balzac, pues tenía la costumbre de escribir por las noches pues necesitaba concentrarse y esto lo lograba a través del silencio, en consecuencia necesitaba mantenerse despierto. Así que tomaba su respectiva taza de café con mucha azúcar.


 


Pareciera ser que la rutina era parte de la vida de un filósofo, esto por la necesidad de mantener un orden en muchos casos, a la hora de escribir o trabajar sobre sus investigaciones. En algún momento fue Voltaire quién mostró mayor interés por el consumo de café, y al igual que muchos, se vio en la necesidad de una rutina. Así lo dice Francisco Jiménez: Voltaire no se limitó a convertirse en un consumidor compulsivo de café, sino que también habituó a este desayuno a su sobrina, e incluso obligo al párroco de su propiedad a cambiar el chocolate por el café y a que predicase las bondades de este nuevo estimulante. De cierta forma si Balzac consumía demasiado café, fue Voltaire quién realmente lo ha hecho suyo, pues Voltaire podía consumirlo de cincuenta a setenta y dos veces por día, y no conozco aún a alguien amante de esta disciplina hoy en día que pueda ser un consumidor de esta magnitud en cuanto a café se refiere. Se puede entender que este filósofo realmente lo necesitaba para trabajar, no solo en casa, pues también era constante en las visitas a cafés de parís.


 


Como vemos, esta bebida forma parte de aquellos que buscan el placer en la escritura y el pensamiento, además de ser un impulso físico, el aroma y su textura sin duda hacen que los filósofos puedan desempeñar de mejor manera su trabajo. Ahora podemos decir que en verdad la vida comienza día con día, después de tomar una buena taza de café. Disfrutemos de toda la variedad culinaria, disfrutemos de esta bebida y no queda más que decir, buen provecho.


 


Luis Capistrán


Colegio de Filosofía de Xalapa

Rúbrica. El “pórtense bien” de Yunes

Si algo le fue duramente criticado al gobierno de Javier Duarte de Ochoa durante su gestión, fue su proclividad a implicar con irresponsable ligereza e imprecisión a los periodistas, así en general, con el crimen organizado.


Dicha “estrategia” era sistemática y se aplicaba particularmente en los casos de asesinatos de periodistas, con el objetivo de criminalizarlos y de esta forma cerrar rápidamente los casos, sin investigar nada.


Este domingo, los periodistas veracruzanos tuvimos una especie de deja vú, cuando el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares volvió a acusar, sin aportar elementos que sustenten sus dichos, que hay periodistas que trabajan para bandas de delincuentes.


“No vamos a permitir de ninguna forma que escudándose en la calidad de periodistas, sigan colaborando algunos individuos con la delincuencia organizada; lo digo con toda claridad, los periodistas no son delincuentes, pero hay personas, delincuentes, que escudándose en credenciales de periodistas colaboran con la delincuencia organizada”, dijo Yunes Linares durante una conferencia de prensa del Grupo de Coordinación Veracruz.


Esto luego de ser cuestionado acerca de una información difundida en algunos portales de noticias, en la que se implicó en el asesinato del comandante de la Policía Federal Camilo Castagne a una persona que guardaba cierto parecido físico con uno de los sicarios, pero que no tenía nada que ver ni con el homicidio ni con los asesinos.


Pero el gobernador despotricó contra quienes difundieron la especie, sin señalar a quienes se refería específicamente: “nosotros no dimos a conocer ninguna información que vinculara a esta persona con actividades ilícitas, por eso no salimos a aclarar nada. Debe aclarar quien lo hizo, que fue un medio de comunicación el que vinculó a esta persona con el crimen del comisario. Ese medio de comunicación debe explicar también por qué lo hizo, porque es evidente que lo que pretendían era desviar el sentido de la investigación que nosotros teníamos muy precisa desde la noche que se cometió el crimen”.


¿De verdad es “muy evidente” que lo que buscaban los medios de comunicación –porque fueron varios los que difundieron esa versión- era “desviar el sentido de la investigación”? La acusación del gobernador Yunes Linares es temeraria y no está soportada por prueba alguna hasta el momento.


Es un hecho que los medios en cuestión cometieron una monumental pifia al involucrar en un crimen, sin corroborar antes el dato, a una persona inocente del mismo. Se les puede tachar de irresponsables, de faltos de rigor y ética. De ahí a involucrarlos en una estrategia para obstruir la investigación de un asesinato hay un tremendo trecho que debería acompañarse con pruebas antes de soltar un señalamiento tan grave. Más aún, proviniendo de la principal autoridad del estado de Veracruz.


Pero Yunes Linares fue más allá. Encarrerado, señaló que “estamos trabajando en la zona conurbada (Veracruz-Boca del Río) en relación con tres personas que, en su condición de periodistas, se dedican a dar información a la delincuencia organizada”.


El gobernador Miguel Ángel Yunes está obligado a demostrar sus dichos con hechos. Si de verdad tienen pruebas de que hay reporteros que trabajan con la delincuencia, debe actuar con celeridad, aplicarles la ley, mostrarlos ante la opinión pública con el sustento de sus actividades ilícitas y meterlos en prisión.


Los periodistas no somos santos. Como cualquier ser humano, somos susceptibles de errar e incluso de delinquir. El hecho de dedicarnos a esta labor no nos hace inmunes a las tentaciones y por supuesto que es factible que haya quienes colaboren con los criminales. Pero en ese momento, ya no son periodistas, sino delincuentes.


Dejar esa acusación al aire, sin más, sería una gravísima irresponsabilidad del actual gobernador. Se colocaría en el mismo nivel de su antecesor Javier Duarte cuando le soltó a un grupo de comunicadores de Poza Rica aquel infame “pórtense bien”, asegurando que sabían quiénes colaboraban con la delincuencia, sin hacer nunca nada al respecto, pero poniendo en un mismo rasero a todos. En este momento, Yunes Linares se colocó en la misma circunstancia.


Esperamos las pruebas y las acciones, gobernador.


 


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