
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de octubre.- Cuando era niño, Álvaro Chaos Cador (1964) corría cada semana al puesto de revistas de su colonia. Durante toda la semana esperaba con ansia el nuevo fascículo de la Enciclopedia Salvat de la Fauna, escrita por el español Félix Rodríguez de la Fuente. Aquella lectura se convertiría en la base de su destino: “Fue trascendental en mi vida, me encantaba ir cada semana por un fascículo y ver las fotos de los animales en África, en Asia; ese fue mi detonante, lo que a mí me llamó mucho la atención para estudiar biología”.
Convertido ahora en doctor en Ciencias Biomédicas por el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con un posdoctorado del Centro de Ciencias de la Complejidad de la misma institución, Chaos juega ahora el papel de divulgador transmitiendo el gusto por la ciencia que él encontró en aquellos fascículos por los que moría de niño.
El colaborador de Excélsior fue anunciado ganador del II Premio Internacional de Divulgación de la Ciencia Ruy Pérez Tamayo —convocado por el Fondo de Cultura Económica (FCE)— por su trabajo ¡Hay un dinosaurio en mi sopa! Una guía rápida sobre evolución biológica. El jurado, conformado por la bióloga Rosaura Ruiz, la astrónoma Julieta Fierro, el biomédico Mauricio Ortiz, el periodista José Gordon y el biólogo Mario Jaime, han destacado acerca de Chaos Cador que se trata de “una voz autoral bien formada y atractiva y con profundo conocimiento de la evolución”.
El trabajo, que será publicado en la colección La Ciencia para Todos como parte del premio que incluye una suma de 250 mil pesos, busca explicar qué es la evolución biológica, así como las diferentes teorías evolutivas y la que prevalece actualmente. Para exponer sus conocimientos, el autor echa mano de la forma en la que los dinosaurios evolucionaron en aves, los procesos de especiación, la genética de poblaciones y la conformación de la síntesis evolutiva moderna, mezclando información sobre los procesos evolutivos con temas históricos y culturales.
El título, explica, tiene que ver con la idea de que “ciertos dinosaurios nunca se extinguieron” sino que sólo se transformaron. “Lo que ahora nosotros conocemos como aves son descendientes de los dinosaurios, estrictamente son dinosaurios; (la frase) ‘hay un dinosaurio en mi sopa’ realmente está haciendo referencia al consomé de pollo que se le pone a la sopa y cómo en realidad uno tiene un dinosaurio allí y no lo sabe”.
Generalmente, dice, “cuando uno oye hablar de evolución, la gente y hasta los biólogos nos imaginamos tiranosaurios, dinosaurios y reptiles que ya se han extinguido y el libro trata de explicar dos cosas: uno, qué es la evolución biológica (que en realidad la podemos ver en cualquier lado como el parecido de los hijos con los padres o el gusto por una pareja) y además da las explicaciones y detalles de las teorías evolutivas que hay y la que se maneja actualmente. El libro introduce al lector a las últimas teorías de cómo ocurre la evolución y por qué”.
Chaos Cador considera que existe un sinnúmero de prejuicios en torno al tema evolutivo. Otra idea errónea es pensar que la evolución tarda millones de años. “La evolución es simplemente que yo tengo una generación de individuos de la especie que yo quiera, supongamos humanos, y cuando tienen hijos, si esa otra generación es diferente a la de sus padres, algunos más blancos o más morenos, hubo evolución; si salen en promedio igual a los padres no hubo evolución. ¿De qué depende la velocidad de la evolución? Del tiempo en que se tarda en crear una generación nueva”.
“La evolución no tiene un tiempo absoluto, tiene un tiempo relativo que depende de qué tan rápido se reproducen los organismos. Si lo hacen rápido, uno puede ver la evolución; en las bacterias, por ejemplo, se puede ver, sólo depende del tiempo de generación. En poblaciones humanas también podemos verlo, aunque un poco más lento”, explica Chaos.
Rezagados en divulgación
Además de las lecturas infantiles, en Chaos Cador marcó influencia que su padre fuera físico para convertirse en científico. Pero sus circunstancias resultan tan lejanas para el resto de la población como el propio conocimiento del proceso evolutivo… y las políticas públicas parecen ignorarlo. “Hace falta mucha divulgación científica en México, estamos muy mal”, dice.
“La gente no sabe qué es ciencia porque no se divulga, en ese sentido falta mucho espacio para que los científicos divulguen y enseñen de una manera clara, amena y entendible lo que se hace y de qué se trata; yo creo que a todo mundo le interesaría saber por qué estamos hablando, por ejemplo, cómo se transmite la voz o que los dinosaurios realmente no se extinguieron, eso es algo interesante. La ciencia es importante cuando nos invaden plagas como el ébola o aquí en México cuando llegó la influenza. Si sabemos evolución podemos saber qué está pasando, qué podemos y qué no, qué medidas y cuáles no hay que tomar; la ciencia le sirve a los gobiernos y a los ciudadanos también”.
¡Hay un dinosaurio en mi sopa! Una guía rápida sobre evolución biológica fue seleccionado entre 51 propuestas diferentes, provenientes en su gran mayoría de México, aunque también hubo participación de Colombia, Argentina, Costa Rica y Perú. Chaos Cador presentó su trabajo bajo el seudónimo Suricato y, de acuerdo con el FCE, el libro será lanzado al mercado en noviembre de este año, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
El autor es además profesor de las asignaturas de Evolución, Sistemática, Sistemática filogenética y Biogeografía en la Facultad de Ciencias de la UNAM y ha escrito también Cazadores de monstruos. Monstruos esperanzados y sistemas complejos: evolución y autoorganización (2012).
El premio que ha obtenido es un homenaje a Ruy Pérez Tamayo (Tampico, 1924), investigador de reconocida trayectoria y autor de numerosas obras tanto para especialistas como para el público en general y miembro de instituciones como la Academia Mexicana de la Lengua y El Colegio Nacional.
Tecnología no genera evolución
Que las nuevas tecnologías contribuyan en la evolución, buena o no, del hombre está por verse. Álvaro Chaos afirma que “no está muy claro hacia dónde están pasando las cosas. Que las tecnologías modifiquen algunos comportamientos y maneras de actuar y de moverse de los humanos es cierto, pero que eso va a repercutir en un cambio evolutivo, habría que verlo”.
Teóricamente, señala, es posible que suceda un cambio, pues a lo largo de diferentes generaciones el hombre ha cambiado; sin embargo, eso no sucede de manera tan drástica. “Que el hombre evolucione no quiere decir que cambie drásticamente, con que cambie un poco ya basta”, agrega.
Un ejemplo de cómo el hombre ha evolucionado, explica, es la tendencia del mexicano a la gordura. “No es una evolución muy buena, pero lo es”. Otro caso sucedió en Europa. Según Chaos, las armaduras de los guerreros en la época medieval evidencia que el hombre europeo medía en promedio 1.60 metros y no los 1.75 que actualmente mide.
“Hace más de 500 años el europeo medía 15 centímetros menos; de hecho, esas ideas que de los vikingos eran gigantescos son sólo hollywoodenses; ese cambio tiene que ver con cosas como el cambio de dieta, comer más vegetales y menos carne.
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Ciertos dinosaurios nunca se extinguieron: Álvaro Chaos Cador
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