Xalapa, Ver.- (Lucero Fernández) Una vez más, los jóvenes estudiantes son agredidos y privados de su libertad por parte de las autoridades, pareciera que las ideas de cada uno de los universitarios valen más que cualquier discurso de algún político. Tras la tragedia que ha acontecido desde hace un mes en el estado de Guerrero, miles de jóvenes se han unido a la causa, luchando por una justicia, que a mi parecer, es muy difícil de obtener en nuestro país.
En esta ocasión, estudiantes, maestros e investigadores de la Universidad Veracruzana se han unido al movimiento #AyotzinapaSomosTodos pero desgraciadamente no solo en Guerrero se vive la represión estudiantil, también en Veracruz. La facultad de humanidades, entre otras más de la UV han convocado varias marchas y asambleas para exigir justicia, lamentablemente al salir de la facultad un joven de la carrera de historia fue levantado por elementos de la SSP, violentando su libertad. Ante esto, el estudiante Ismael Rodríguez leyó la relatoría del agredido.
“El jueves 23 de octubre a las ocho y cuarto salí de humanidades pues la asamblea ya se acercaba a su fin, vi un sujeto parado en la esquina de la facultad y noté que llevaba una radio en su mano, no lo pelé mucho y seguí caminando, me fui por Mártires 28 de agosto y como a al mitad de la avenida el mismo tipo se paró frente de mi y me dijo “queremos hablar contigo”. Cuando escuché el “queremos” lo primero que hice fue rápidamente voltear hacia atrás, allí vi que estaba estacionada a unos metros una patrulla pintada con los colores de la estatal pero no tenía número de patrulla ni placas; en el interior había 3 sujetos vestidos de civil, de nuevo mire al sujeto de enfrente porque continuó hablándome.
Me preguntó qué cual era mi relación con humanidades, que si había estado en la asamblea y en qué acuerdos habíamos llegado, pero le dije que yo no tenía porque responderle. Entonces dos de los que estaban en la camioneta, que ya se habían bajado y parado tras de mi, me tomaron por la espalda y me treparon a su camioneta. Rápidamente me pusieron una chamarra en la cabeza para que no pudiera ver a donde me llevasen, sin embargo, me ingresaron al cuartel de San José.
Yo protestaba preguntando por algún cargo o delito pero ellos se rieron y me dijeron que no necesitaban de excusas o razones, que ellos podían levantar cuando les diera la chingada gana. Les dije que los iba a demandar o denunciar pero me dijeron que aquí nadie pelaba esas madres. Entre insultos y empujos me pusieron dentro de una celda, me sentaron en una silla en su interior y volvieron a preguntarme ¿qué tienen pensado hacer?, ¿cuántos líderes hay?, les respondí que nada, que vamos a tomar clases y que no hay nada de líderes, que todos somos compañeros iguales en la universidad.
Entonces uno de ellos dijo “haber cabrón pásame el gas que ahorita habla”, yo le pregunte que a qué se refería, que qué me iban a hacer, pero entre más insultos me dijeron que me callara, mientras que echaban sal pimienta en un trapo y ya después lo colocaban sobre mi rostro; al retirarlo, me dijeron que si hablaría, mientras que uno de ellos azotaba su macana una y otra ve contra la reja como queriendo asustarme. Le dije que no, que iba a callarme y a guardarme todo, entonces uno salió y regresó con varias botellas de litro de agua pura y varios periódicos, los cuales empezaron a mojar con el agua. No se para que eran o que pensaban hacer con ellos, porque cuando me exigieron que me acostase y yo me negué, uno de ellos puso su bota en mi pecho y me arrojó al suelo.
Los chavos que estaban en las celdas continuas empezaron a hacer ruido y comenzaron a gritarles a los policías, les preguntaban por mi delito y les exigían que me soltasen y dejarán en paz puesto que se veía que yo no había hecho nada. Entre todo eso, los policías se pararon y antes de salirse uno de ellos nos dijo que nos iban a chingar a todos y yo le pregunté que ¿por qué?, si no estábamos cometiendo ningún delito, y ellos me dijeron que les valía verga, que ellos podían hacer lo que quisieran, cuando quisieran, y si me quejaba o intentaba denunciar no iba a lograr nada porque en las oficinas no me iban a hacer caso.
Después de eso salieron de la celda, cuando disponían alejarse les exigí la llamada a la que tengo derecho pero solo se rieron y no regresaron hasta el día siguiente.
Cuando entró a mi celda un policía, este sí traía uniforme, los otros estaban de civil, y me dijo que me abriera a la verga, por lo que yo me pare y salí de ahí sin que nadie me dijera nada ni me hiciese firmar nada, cuando vi la hora supe que me habían soltado a las cuatro de la tarde del día siguiente.”
La conclusión la hace cada uno de ustedes, pero ¡YA BASTA!
Relato del levantamiento forzado a estudiante de la Universidad Veracruzana
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