En The Purple Rose of Cairo el personaje del cine Tom Baxter invita a Mia Farrow a que abandone su pinche vida de esposa y se vaya con él al fabuloso mundo del glamour neoyorquino donde el capitán de meseros sueña con bailar tap, y todos beben Ginger Ale diciendo que es champagne; Jeff Daniels, el actor real que en la película interpreta a Baxter, le pide que se quede con él a iniciar una nueva vida en el mundo verdadero. Ambos la engañan; cuando Cecilia despierta, con su maleta hecha, el dinosaurio de su marido sigue ahí para partirle la madre y quitarle sus pennies y jugarlos a la rayuela, que no es de Cortázar.
En Cinema Paradiso, el niño Totó aprende del proyeccionista Alfredo que la vida está en otra parte, fuera de la pantalla del cine, de la cual salieron por la censura clerical el culo de Brigitte Bardot, o el beso de From Here to Eternity. Cuando el exitoso cineasta Totó regresa a su Sicilia para el funeral de Alfredo, se entera de que el cine ya no es tal, que su sala de proyecciones será estacionamiento, y que ahora vemos las cosas en la palma de la mano, como diría Arturo de Córdova, argumento de Luis Spota.
O no.
Los mexicanos ya no nos enteramos de las cosas que son por medio de los noticieros o de los noticiarios. La agencia fundamental de información en este país se llama La Tuta. Más de un compatriota y uno que otro colega están esperando el momento en que aparecerán en una grabación en video tomándose una Modelo de lata con el criminal dizque más buscado del país. Yo no dudo que en un momento dado aparezca un video de mi personita dándome de amorosos picoretes con Caro Quintero o, para el caso, Al Capone. Tendrá la credibilidad del programa de radio en el que se desvele primero.
Tampoco es para hacerla de tos. News of the World fue un tabloide que publicaba, por decir algo, los partos de triates de una terrícola con un amigo de Jaime Maussan. Sin embargo, su cierre costó millones de libras esterlinas a Rupert Murdoch, australiano, británico, americano, qué sé yo. Rico. Aspirante, dicen, a la televisión abierta de México.
De un tiempo a esta parte, mis aventuras extramaritales, que son —lo juro flaca— inexistentes desde que me casé con Bertha, no han llamado la atención de los medios alternos. Si les interesara, se iban a aburrir. El tema es, como dice Vianney Esquinca, que noticias hay muchas. Todo depende de dónde se informa.
La expansión de los medios digitales —por aquello de los dedos— ha propiciado que todos nos convirtamos en reporteros; y eso no es malo, todo lo contrario. Muchos asuntos de la res publica se han convertido en materia de interés colectivo gracias a que han encontrado cauce en las llamadas “redes sociales”. Muchas de las cosas que nosotros consideramos “privadas” se han hecho públicas por ese mismo camino.
Dicen que mientras esos temas no traspasen la frágil barrera entre mi cámara y mi recámara, todo está bien.
Caso contrario, habremos entrado en el improbable paraíso del cinema. Como Cecilia, que se quedó sin las dos tortas.
Cinema Paraíso
No hay comentarios:
Publicar un comentario